Julia (mi madre)

Observaciones:

Me resulta difícil catalogar uno de mis cuadros como el mejor, cada uno responde a una exigencia, o a una necesidad distinta (temática y formal); creo que el mejor cuadro está siempre por hacer. Hay un deseo innato de mejorar, de expresar lo que quieres contar de la mejor manera posible (al menos en mi caso), en busca de una ansiada excelencia que nunca llega, pero que mantiene viva la llama de una búsqueda incesante, todo un acicate. He elegido un retrato de mi madre (su rostro es su cartografía vital) por varios motivos, en primer lugar, por la deuda impagable que tengo con ella, y con mi padre, como es lógico. Su generación, la de mis padres, la de los abuelos de nuestros hijos, pasaron una guerra, pasaron hambre y penuria, y, a pesar de todo, se sacrificaron para sacarnos adelante, hicieron de la necesidad virtud, y de la precariedad todo lo que tenemos hoy, y todo lo que somos. Y, en segundo lugar, porque merecen nuestro respeto, nuestra dedicación (ahora que se han invertido los papeles), y todo nuestro afecto, en justa correspondencia. Y, aún así, no podremos compensarles jamás. El cuadro es un homenaje a ella, y por extensión, a toda su generación.